Por ello quizá sea conveniente destacar algunos datos de su vida personal. En aquel momento la figura de las nodrizas y cuidadores del infante era tan importantes dentro de la corte, que son nombrados en la documentación oficial y agradecidos sus servicios con tierras, propiedades y algún que otro título de nobleza. Su nodriza fue doña Urraca Pérez y sus ayos don Garci Fernández, señor de Villaldomiro y su esposa doña Mayor Arias.
Cuenta las crónicas que hablaba con soltura latín, gallego y romance castellano y que de niño destacó por su tolerancia a las distintas religiones de sus reinos aunque era y fue durante toda su vida devoto de la Virgen, no en vano mandó redactar el libro de las Cantigas de Santa María.
Perece ser que Alfonso X , en sus visitas a la ciudad, se alojó en el castillo de Monteagudo, quizá por su cercanía a las zonas de caza de ánades o francolíes, y a la posibilidad de realizar salidas de campo por los caminos que bordeaban las acequias. Sabemos las fechas de estancia del rey allí gracias a la data de los documentos. La corte viaja con el monarca y los documentos que se redactan se datan en el lugar de estancia. Monteagudo fue en varias ocasiones lugar de residencia tanto de Alfonso como de su esposa, doña Violante.